Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. (Hebreos 11:1)
Pero, si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. (Romanos 8:25)
Como seres humanos tenemos mucha dificultad en esperar, queremos todo para «ayer»… No tenemos paciencia para esperar en una fila hasta que nos atiendan, esperar el resultado de un examen, ni siquiera para esperar la respuesta de Dios a nuestra oración.
Si queremos tener paciencia necesitamos tener esperanza. Y para tener esperanza necesitamos tener fe. La fe nos hace tener esperanza y la esperanza nos hace tener paciencia. Cuando perdemos la paciencia es porque hemos perdido la esperanza, y cuando se nos acaba la esperanza es porque la fe relacionada con lo que esperábamos se desvaneció.
Viendo esto, podemos decir que la falta de paciencia está directamente relacionada con nuestra falta de fe. Debemos recordar que nuestro Dios es soberano y que él obrará en el momento adecuado, cumpliendo su Palabra en nuestras vidas. Entrega a Dios el control de tu situación. Muchas veces Dios está obrando para nuestro bien en medio de la enorme espera.
Confía en el Señor
Verifica que lo que esperas está dentro de la voluntad de Dios para tu vida.
Si no tienes certeza de que es la voluntad de Dios, busca una confirmación del Señor.
Si tienes la convicción de que lo que esperas está dentro de la voluntad de Dios, pídele al Señor que aumente tu fe y deja que la esperanza cuide de tu corazón.
Al hacer eso, te llenarás de paciencia.
Para orar:
Señor, perdóname porque muchas veces soy impaciente frente a las cosas que espero. Revela tu voluntad para mí y ayúdame a tener fe para esperar con paciencia la realización de tu propósito en mi vida. En el nombre de Jesús, amén.
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