Hay tiempos precisos en los que te has preguntado, ¿Por qué no recibo aquello por lo que estoy creyendo, orando y afirmando? y hay respuestas múltiples a esa pregunta algunas de ellas son: “porque quizá no merezco recibirlo, no lo necesito lo suficiente, no va a ser de beneficio para mí” y para aquellos que digamos que son más “espirituales” puede ser “porque no es el tiempo de Dios ni su decisión” pero déjame decirte que a menos que las respuestas anteriores hayan sido dichas por Dios casi con voz audible, ninguna es una respuesta correcta, sí, hay tiempo para todo pero también hay formas establecidas y palabras de verdad que nos instruyen para desatar los milagros o las respuestas que tanto anhelamos.
Por ejemplo, cuando leemos Juan 9:31 que dice: que Dios no escucha a los pecadores pero aquel que es temeroso de él a ese sí lo escucha; pues esa es una de las respuestas más directas que Dios me ha enseñado, y es que el temor de Dios está relacionado con la obediencia, el respeto y la acción de todo aquello que ha establecido para ver el rompimiento en favor nuestro. Esta es la clave inicial para ver tu respuesta sigue sus palabras y Él te dará todo aquello que has deseado, no como varita mágica sino como el resultado del hombre o mujer que desea saber cuales son los estatutos de Dios y al conocerlo decide hacer su voluntad. Te cuento que es el primer paso para que recibas; querer es poder.
Ahora, lee lo siguiente, Dios nos dice en su palabra honra a tu padre y madre para que seas de larga vida sobre la tierra, ¿qué debes hacer entonces para tener una vida larga? honrar a tus padres, vamos con otro ejemplo, trae tus diezmos y ofrendas al alfolí y probadme en esto a ver si no abro las ventanas de los cielos para que sobreabundes, ¿Qué debemos hacer entonces para ver abundancia?, sembrar nuestros diezmos y ofrendas, otro más para que quede claro, qué no sabes que para el que cree todo le es posible, entonces ¿Qué debes hacer para que puedas hacer todo? tener fe traducido creer; lo sé esto es tan lógico, incluso para nosotros los seres humanos, pero nos cuesta tanto dejar nuestro yo, nuestras fuerzas, nuestro conocimiento, nuestro orgullo hasta el punto que dejamos de ver que Dios no quiere complicarlos la existencia sino que nosotros lo hacemos, a veces somos los complicados.
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